No basta con cuidarse en la alimentación para mejorar la salud o bajar de peso. Realizar actividad física y llevar adelante un descanso adecuado son complementos fundamentales a la hora de pensar en una dieta. Sucede que durante el sueño, se regulan los ciclos hormonales del cortisol y de la hormona adrenal, las cuales regulan el metabolismo de grasas, proteínas y carbohidratos. Cuando se perturba el ciclo del sueño, el metabolismo se altera y experimenta cambios en las hormonas, estimulando el hambre y generando ganas de ingerir alimentos grasos y altos en calorías.
Según un estudio de la Universidad de Stanford en Estados Unidos, las personas que duermen menos de cinco horas, comparado con aquellas que duermen ocho, producen mayores niveles de grelina- la hormona que determina el apetito- y descenso en los de leptina –hormona producida por las células grasas–.
Al aumentar los niveles de grelina se aumenta el apetito, provocando ganas de ingerir alimentos ricos en hidratos de carbono para intentar sustituir la energía que no se obtuvo de noche. Esto lleva a una sobrealimentación y, con el paso del tiempo, una consecuente ganancia de peso. Además, se reduce la secreción de insulina en el páncreas, disminuyendo la capacidad de controlar el nivel de azúcar en la sangre, lo cual eleva el riesgo de diabetes. Dormir poco se complementa con dietas desequilibradas y falta de actividad física.
La importancia de dormir bien
Motivados tras el estudio de Stanford, el National Center for Health Statistics en Estados Unidos demostró que “dormir demasiado o muy poco puede ser peligroso para la salud ya que desarrolla hábitos como fumar, beber y alimentarse mal”. Es importante destacar que mientras se está en un plan de régimen para adelgazar, dormir durante toda la noche hace que se pierda más cantidad de grasa. Si no se duerme el tiempo suficiente la quema de grasas se reduce a la mitad.
Dormir bien significa estar en un estado de reposo, en el que se suspende toda actividad consciente y todo movimiento voluntario. Además del descanso físico, el sueño permite el desarrollo del sistema nervioso y la conservación de la energía.
Dormir es una de las funciones vitales para la salud; permite recuperar la energía y también contribuir al funcionamiento normal de las defensas del organismo. Además, influyen en el estado de ánimo.
Durante el ciclo del sueño el cuerpo pasa por distintas etapas que lo caracterizan; en cada una de estas etapas las ondas cerebrales se van modificando de acuerdo con la fase que se está pasando, por eso es tan importante cumplir con las ocho horas de sueño.
Dependiendo la edad de cada persona hay una estimación de cuanto se debe dormir. Se recomienda que las personas mayores duerman seis horas (lo suficiente para no sentirse cansados) y los adultos entre siete y ocho horas (no menos de cinco y no más de diez.
Lic. Mariana Silvestro. MN 5843
Lic. Nadia Hrycyk. MN 5430
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