Por: Karina Estremadoyro
El sábado 07 de Febrero en Playa Blanca (Asia) se realizó la primera carrera de obstáculos del Perú. Una competencia distinta donde había que estar preparado para vencer a los 15 obstáculos ubicados a lo largo de 5 kilómetros.
Los asistentes se fueron embarrados de lucha, deporte y diversión.
El Inka Challenge es una carrera de 5 kilómetros y 15 obstáculos que generó bastante expectativa entre muchos deportistas locales porque fue la primera carrera de este tipo en el Perú. Podías registrarte de forma individual o en equipo. Yo decidí participar con dos amigos crossfitters.
Todos llegaron muy emocionados ese sábado en el desierto cercano a las playas de Asia, listos para poner a prueba su estado físico y superar todos los obstáculos que se presenten.
El primer turno en terminar la carrera quedó sin aliento, todos magullados, pero contentos. Me dieron algunos consejos sobre los obstáculos sorpresa. Me dijeron que no intente pasar los más difíciles para no retrasar a mi equipo, que no me preocupe por algunos pesos porque los chicos de mi equipo lo podían cargar por mí. Sólo necesitaba uno de esos comentarios para encender mi espíritu, ya tenía la motivación perfecta.
Casi llegando al medio día, con el sol abrazador y la adrenalina del grupo, nos preparamos en la partida mientras escuchábamos que algunas personas estaban yendo en ambulancia, no pudieron terminar la carrera. Todos gritaban y saltaban, se sentía hambre de gloria.
Desde el primer obstáculo ya estábamos embarrados de lodo, con las rodillas y codos llenos de heridas por reptar debajo del cerco con púas. El siguiente obstáculo era subir una duna bastante empinada cargando un saco de 20 kilos (hombres) o 10 kg (mujeres); en este obstáculo no miraba hacia arriba para ver cuánto faltaba, solo me dediqué a subir. Mis piernas se hundían y cuando no daba más pensé: “Este es sólo el segundo obstáculo, no puedo parar. ¿Qué pasaría si me encuentro en una guerra y tengo que cargar a mi compañero herido hasta la cima? No lo podría dejar”. Subí alucinada, sintiéndome la protagonista en una película de acción hasta llegar a la cima para recuperar aire y descansar unos segundos. El descenso fue más fácil porque era deslizarse con cuidado por la arena y evitar llegar rodando. Dejamos el saco y teníamos que subir de nuevo, pero esta vez sin peso y por una parte aún más empinada.
Después de trepar algunos muros sin problemas, llegamos al obstáculo de trepar soga y vi cómo los jueces estaban haciendo que algunos paguen una penalidad (20 burpees) por no pasar esa prueba. La mayoría intentaba trepar pero se resbalaban y caían al lado, pensé que si intentaba tenía que lograrlo a la primera con tal de no tener una fea caída. Felizmente había aprendido la técnica para trepar soga en Crossfit, así que con fuerza de brazos y piernas llegué a la cima, probándole a todos que las chicas también somos fuertes.
En los otros obstáculos pasamos piscinas de lodo; trepamos muros, uno más alto que el otro; cargamos llantas gigantes y ladrillos de concreto con cadenas que nos dejaron algunas heridas. En un momento del trayecto vi que las zapatillas más viejas que decidí maltratar ese día estaban cargando demasiado barro, y después de algunos obstáculos ya se podía ver que la suela se estaba rompiendo, le pedí a mi equipo que me espere un momento y yo misma arranqué las suelas para poder sentirme más ligera. La sed, el lodo hasta en los oídos, la insolación, las heridas y sangre que veía no nos detuvo, ni en los pasamanos, ni en el casi interminable recorrido por la arena. Era genial ver a todos darse ánimos y ayudarse aunque no fueran del mismo equipo, todos luchábamos juntos. Esto prueba que si andas solo podrás ir más rápido, pero si vas acompañado llegarás más lejos.
Terminé feliz y orgullosa por haber pasado todos los obstáculos, me sentí en plena guerra y mis compañeros me daban la fuerza y el apoyo para no desistir y pasar todas las dificultades que no hubiera pasado sola.
A veces no se sabe qué nuevos peligros y pruebas tendremos que pasar, pero hay que enfrentarlas con un espíritu de aventura, humildad y sobre todo con gran seguridad interior. No debemos dudar ante la incomodidad o el dolor. Hay que convertirnos en amantes de lo desconocido.
Dato: Más información en www.facebook.com/inkachallenge
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