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El término endorfinas proviene de las raíces griegas “endo” que significa “dentro” y morfina, de Morfeo, Dios griego de los sueños en la mitología griega.
Las endorfinas son proteínas endógenas que funcionan como neurotransmisores. Es decir intervienen en la comunicación de una célula nerviosa con otra. Son producidas en el sistema nervioso central específicamente en la hipófisis e hipotálamo.
Se liberan en diversas circunstancias pero las más estudiadas y conocidas son: el ejercicio físico, la excitación y el orgasmo, consumo de ciertos alimentos como el chocolate y el picante, escuchar música, entre otras.
¿Qué efectos tienen las endorfinas?
Una vez liberadas, las endorfinas producen en nuestro cerebro sensaciones parecidas a los opiáceos (como la morfina, el opio o la heroína), pero sin sus efectos dañinos.
-Producen analgesia, es decir que calman dolor.
-Estimulan los centros de placer que nos dan sensaciones felices.
-Gracias a la conexión existente entre en sistema nervioso central y el sistema inmunológico (eje neuroinmunológico) protegen contra microrganismos ajenos a nuestro cuerpo como los virus y las bacterias.
¿Cómo el ejercicio es capaz de liberar endorfinas?
El ejercicio intenso y/o prolongado induce un estado de acidosis en la sangre, disminuye entonces el aporte de oxígeno al músculo lo cual causa acumulación de ácido láctico y este a su vez estimula a la hipófisis para la producción de endorfinas. Una vez liberadas interaccionan con las neuronas aferentes, es decir aquellas que trasmiten el dolor al cerebro y se unen a los receptores opioides de las neuronas. Es asi como el ejercicio produce alivio para el dolor.
Todo esto explica cómo, el practicar ejercicio en forma regular sin llegar necesariamente al agotamiento, aunado a otros factores psicológicos y fisiológicos, produce una sensación similar a la de una droga excitante, bienestar, euforia.
Por los efectos descritos se conoce que el ejercicio físico es prescrito por psiquiatras y psicólogos como parte del tratamiento para la depresión y la ansiedad. El ejercicio reduce la ansiedad, relaja los músculos, regula la respiración y altera la bioquímica del cuerpo.
Existen algunos indicios de que podemos hacernos adictos a nuestras propias endorfinas generadas por el ejercicio, por ejemplo: el insistir en hacer ejercicio a pesar de estar enfermo y requerir descanso o estar lesionado, cuando no se siente plenitud a menos de que se haya cumplido la rutina diaria de ejercicios, tendencia a aumentar la rutina pues con el tiempo necesita cada vez más ejercicio para sentirse relajado, cancelar compromisos sociales o de trabajo con tal de hacer la rutina de ejercicios.
Mi recomendación: Encuentra la actividad física que satisfaga tus gustos, condición física, se adapte a tu tiempo y espacio y empieza a disfrutar de las maravillas de las endorfinas, producto de nuestro propio cuerpo para darnos placer!
Foto: Depositphoto
Medico Reumatólogo y Terapeuta en Psiconeuroinmunología
Instructora certificada en Zumba Fitness, Zumba Gold y FreeStyleDancing.
Creadora de @MueveteconlaDoc como marca personal, con la misión de optimizar la salud a través del movimiento corporal y la concientización de la Salud Mente Cuerpo, bajo en el lema “Todos Podemos Movernos”
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