Disminuir la ingesta de sal ayuda a bajar sustancialmente la presión arterial, lo que a su vez reduce el riesgo de sufrir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares
Carmen Martínez V. /Estampas
Todo en exceso es malo, y más aun cuando se trata del consumo de sal. La ingesta diaria de sal recomendada por los expertos es de alrededor de 2,1 gramos; sin embargo la mayor parte de las personas supera ampliamente estos parámetros.
La sal es el condimento más utilizado y tal vez el más antiguo de los conocidos por el hombre, tal ha sido su importancia que en algún momento de la historia fue usada como moneda o patrón de intercambio económico, y de allí proviene la palabra salario. La sal común está compuesta de sodio y cloro (cloruro de sodio). El sodio, junto con el potasio, es la sustancia mineral más importante para el mantenimiento del agua de nuestro cuerpo: el sodio acumula agua en el cuerpo; el potasio la elimina.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) los consumos peligrosos de sal son aquellos que están por encima de los 5 y 6 gramos por día, pues aumentan la presión arterial y consecuentemente los riesgos de accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardíacas.
Pero más allá de estar consciente de que la ingesta excesiva de sal es dañina para la salud en general, lo más importantes es hacer algo al respecto, pues el 80% de la sal que consume una persona proviene de la industria de alimentos debido a que la mayoría de las grades empresas de este sector usa el sodio para realzar los sabores, incluso en aquellos productos terminados que no son salados. Y sólo el 20 % restante proviene del salero de la cocina.
Disminuir la ingesta de sal ayuda a bajar sustancialmente la presión arterial, lo que a su vez reduce el riesgo de sufrir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares (ACV). La hipertensión es la principal causa de muerte en el mundo, con 7,5 millones de defunciones por año.
Un estudio de 2007 analizó todas las evidencias disponibles hasta el momento y concluyó que recortar el consumo de sal en 15% podría prevenir alrededor de 9 millones de muertes para 2015.
Asimismo, indica que una reducción de apenas 10% en Estados Unidos podría evitar cientos de miles de ataques cardíacos y ACV y permitiría al Gobierno de ese país ahorrar 32.000 millones de dólares en gastos de salud.
Otros estudios afirman que existe un alto porcentaje de probabilidades de que el consumo excesivo de sal podría ser es la causante de otras enfermedades como cáncer gástrico, insuficiencia renal y osteoporosis.
Es por ello que los expertos aseguran que reducir el consumo de sal sería tanto o más beneficioso como reducir el consumo de tabaco o bajar de peso.
El problema no radica en la sal en sí, pues es una sustancia necesaria para un óptimo funcionamiento del organismo, por lo que no es recomendable prescindir totalmente de su consumo.
Según la Academia Americana de Pediatría, las recomendaciones diarias de ingesta de sodio en niños y adolescentes es la siguiente:
De 1 a 3 años: menos de 1,5 gramos.
De 4 a 8 años: menos de 1,9 gramos
De 9 a 13 años: menos 2,2 gramos
De 14 a 18 años: menos 2,3 gramos
En los niños y adolescentes superar estos parámetros podría traer como consecuencia una recarga en el trabajo de órganos vitales como el corazón y los riñones, pérdida de calcio en la orina, lo que afectaría su crecimiento y desarrollo. Alertan también cifras que maneja esta organización sobre el crecimiento en los últimos años de la hipertensión infantil.
En el caso de este grupo etario lo más común es el consumo enmascarado, como por ejemplo en papas fritas, cotufas, salsas, embutidos y otros alimentos cuyo contenido de sal supera con creces los mínimos recomendados.
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