Fortaleciendo lumbares

Escrito por: Yoly Vivas

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Dolor de espalda baja, lumbalgias, una de las dolencias con mayor incidencia y consulta en centros de rehabilitación, fisiatría y traumatología.

A cuantas personas conocidas hemos escuchado quejarse en algún momento de dolor en la parte baja de la espalda y durante cuánto tiempo han padecido este tipo de molestias, cuyas causas pueden tener diferentes razones. Pues bien, independientemente de la causa y una vez realizado el diagnóstico, lo que siempre escuchamos como recomendación es que se deben fortalecer los lumbares.

Antes de fortalecerlos, y para entender un poco la fisiopatomecánica de estos problemas, haremos un pequeño análisis de cómo se clasifican los músculos desde el punto de vista funcional y mecánico. De esta manera, podremos entender y aclarar cómo se comportan éstos ante una disfunción o dolor.

En condiciones normales los músculos pueden realizar varios tipos de contracciones. Estas se pueden clasificar en aquellos que mantienen la postura, llamados estáticos o posturales, y aquellos que ejecutan movimiento, llamados fásicos o dinámicos. Todos pueden desarrollar ambas funciones, pero siempre predominará una de ellas. Clínicamente, los músculos con función postural o estáticos, responden ante una disfunción con facilitación, hipertonía y acortamiento; mientras que los fásicos o dinámicos responden con inhibición y debilidad.

En el sistema miofascial, ese sistema de conexión de todos los músculos, la tensión crea asimetría, es decir, cuanto más se tensa al músculo agonista más se laxa y relaja el antagonista creando así un desequilibrio por compensación o acomodación. Cada acción de un músculo tiene una reacción muscular opuesta, principio agonista-antagonista.

En la mitad inferior del cuerpo, los músculos que responden con hipertonía a y acortamiento son el psoas ilíaco, recto anterior del cuádriceps, tensor de la fascia lata, Cuadrado Lumbar, aductores, piramidal de la pelvis, isquiotibiales y erectores espinales lumbares, conocidos también como paravertebrales.

Los músculos que responden con debilidad e inhibición son los glúteos mayor, mediano y menor, recto abdominal, oblicuos mayor, mediano y menor, peroneos, vasto interno y tibial anterior.

A lo largo de nuestras vidas, bien sea por las actividades laborales o de la vida diaria, hemos estado sometidos a diversos factores que perpetuán los síntomas, como lo son largas horas sentados en la oficina frente al computador, en el vehículo para trasladarnos, malas posturas a la hora de estudiar o leer. Esto altera la biomecánica y genera compensaciones, movimientos repetitivos y otros factores estructurales, como pequeñas dismetrías de los miembros inferiores.

Todos ellos contribuyen a la aparición de síntomas, que en algún momento tuvieron un primer evento agudo que se puede describir como un ciclo dolor- espasmo-dolor, pero que con el tiempo ha progresado a una lesión crónica, ciclo de dolor-laxitud-dolor, ya que el aumento de la estimulación, la hipertonía y contractura del músculo agonista que se ha mantenido en el tiempo, exige la laxitud del tejido fascial del antagonista. La lesión no sólo altera la anatomía del músculo, sino que interfiere su respuesta neurorefleja al control motor, lo cual contribuye a la perpetuación de los síntomas.

Ahora que ya aclaramos un poco la función de los músculos y su comportamiento ante una disfunción, es necesario hacer unas recomendaciones:

Primero, resolver el evento bien sea agudo o crónico, acude a algún especialista para evaluación, diagnóstico y tratamiento.

Estos músculos posteriores ya mencionados, en su mayoría se insertan desde la región sacro-lumbar y van a lo largo de la columna hasta la región cervical. Si se fortalecen y se someten a contracciones concéntricas (acortando al músculo), los hacemos más propensos al acortamiento y favorecemos la hipertonía y el espasmo.

Por ello, lo más importante, una vez tratada y resuelta la disfunción desde el punto de vista funcional y terapéutico, es no fortalecer la zona lumbar ni musculatura erectora espinal lumbar (paravertebrales). Como mencionamos anteriormente, estos son músculos posturales que están sometidos a una constante contracción para mantener erecto el tronco. Lo recomendable es mejora su flexibilidad y, en la medida que éstos sean más flexibles y estén relajados, podrás reclutar de manera más eficiente a la musculatura abdominal y mantener el equilibrio.

Es así como se comportan todos los músculos en el cuerpo ante estímulos dolorosos, una lucha de tensiones y compensaciones.

Como siempre, para terminar mi recomendación, además de mejorar la flexibilidad agrega ejercicios para mejorar la fuerza y estabilidad del abdomen, tronco y pelvis. De esta manera, proteges tu zona lumbar y le disminuyes una carga y estrés adicional.

Estiramiento, una de las claves para evitar lesiones musculoesqueléticas.

La prevención es la clave para evitar lesiones y mejorar la calidad de vida.

¡Realiza actividad física con conciencia y asesoría y disfruta lo que haces!

 

Fuentes:

Philip E. Greeman. Principios y práctica de la Medicina Manual. Editorial Panamericana.

Travells y Simons. Dolor y disfunción miofascial. Editorial Panamericana.

Foto: galleryhip.com

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Etiquetas: Músculos
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