Por Cristián Sieveking
Ultra maratonista, experto en biomecánica y técnicas de entrenamiento
Está más que claro que el hombre, desde el origen de los tiempos, ha corrido por montañas, senderos y desiertos. Hay evidencia de tibetanos mensajeros que corrían largas distancias por los Himalayas. Y de nuestros queridos rarámuris de la sierra de Tarahumara en México, muy activos. O de los chasquis, mensajeros del imperio Inca, cuyos senderos usados todavía se pueden ver y correr en el desierto de Atacama.
Inmerso en el explosivo crecimiento del running que vivimos en estos días, claramente no podíamos olvidarnos de nuestros orígenes, incluyendo los mismos terrenos de aquellas épocas. Por esto es la gran atracción e interés de correr en estos lugares y el crecimiento que ha tenido en los últimos años.
Hay una gran diferencia en el desarrollo de las dos modalidades del running. El boom de correr en calle en Estados Unidos se vivió en los años 1975 y 1976, mientras que en Chile explotó recién en 2006 y 2007, es decir, 31 años después. Sin embargo, en estos últimos 7 años, el crecimiento de corredores en cerro y ultra maratones ha sido muchísimo más vertiginoso e importante que los 31 años que tardó el running en la calle.
Empecé a correr en montaña en 1978, casualmente en los cerros de la Cordillera Los Andes, en la mina Rosario de Rengo, Campamento Las Arboledas para ser más exacto. En esos días andaba con mis zapatillas para todos lados, así es que lo más natural al despertar fue salir a correr. Hasta ahí no me había dado cuenta de lo que significaba estar en un lugar así: la altura, el terreno, el escenario. Había andado por esas tierras desde muy niño, pero corriendo tenían otro sabor; era alucinante correr ahí, lejos de todo. Así nació mi pasión por los cerros, de inmediato, lo que fue un poco frustrante, porque en esos días vivía en Orlando, EE.UU., donde están los terrenos más planos del mundo… imagínense que el lugar más alto que había era un puente en la carretera que unía Orlando con Miami. Era como tener una polola a distancia: lo único que esperaba era el año siguiente, para poder volver a los tan queridos cerros.
Por mero azar nació también la primera carrera de trail del mundo. Fue en California, donde existía una carrera de caballos de 100 millas (160k). Uno de los participantes más importantes de ahí era Gordon Ainsleigh. Después de que un herrero de la zona le regalara su caballo a una mujer, Ainsleigh se quedó sin montura. Se consiguió otro caballo, pero éste enfermó. Al no estar en condiciones de participar en la carrera, dijo: “da lo mismo, yo la voy a hacer corriendo”. Y así, por casualidad, nació Western States el año 1976.
En Chile y los países vecinos, tenemos el privilegio de contar con TODOS los terrenos, climas y condiciones que existen en el mundo. También hay algunas productoras que hacen eventos extraordinarios en la región (Argentina-Brasil-Perú-Bolivia y Chile), por lo que no es necesario mirar tan lejos para competir en eventos de primer nivel.
Me imagino que seguirá creciendo esta maravillosa disciplina del trail running, que seguiremos conquistando terrenos, climas, distancias y a nuestros propios demonios, superando el temor por nuestras debilidades. Y qué mejor que hacerlo en los cerros.
Correr no es un deporte, es un estilo de vida…
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