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Hace 35 años el portugués Carlos Lopes se convirtió en el primer hombre en recorrer la distancia de un maratón por debajo de las dos horas y 10 minutos, cuando cruzó la meta en el Maratón de Rotterdam en su edición de 1985 con un astronómico tiempo de 2:07:12.
A pesar del esfuerzo de grandes maratonistas como Derek Clayton, Rob de Castella (ambos australianos) y Steve Jones (británico), la marca más rápida era de dos horas y ocho minutos. Esto cambió totalmente con la participación de Lopes en esta carrera, la cual fue descrita por L’Equipe, diario deportivo francés, como “¡Fantástica! ¡Extraordinaria!”
Enfocado en el récord
Al cumplirse este año el 35 aniversario de la histórica marca, Lopes describe el día del maratón como un momento inolvidable en su carrera deportiva. En entrevista para World Athletics, Lopes recuerda haberse sentido listo para correr muy rápido después de haber dormido muy bien la noche anterior. Aún rememora el buen clima de aquel importante día: El clima era algo bueno, aunque ventoso”, lo cual le sirvió como una motivación más para intentar batir el récord como lo había soñado desde el inicio de su carrera.
Lopes recuerda que, tras el inicio de la carrera, sólo buscó concentrarse en lograr el mejor tiempo desde el primer hasta el último marcador. “A medida que avanzaba la carrera, en mi mente solo pensaba en batir el récord. Estaba 100% enfocado en la línea de meta. En los últimos dos kilómetros ya estaba seguro que batiría el récord”.
Para el corredor portugués fue importante el apoyo de la multitud que lo animaban a continuar la carrera. En el momento en que cruzó la línea de meta, sintió una enorme satisfacción. Comenzó a recordar a su familia, su país, su entrenador y todos aquellos que lo habían ayudado a lograr su objetivo.
Medallista de oro más antiguo
Para 1985, Lopes estaba en la cima de su “segunda” carrera deportiva, corriendo después de haberse recuperado de una lesión a largo plazo. Cabe destacar que, esta recuperación se debió en gran parte a los tratamientos de medicina alternativa de un maestro japonés de judo llamado Kiyoshi Kobayashi, quien vivió por más de 40 años en Portugal.
En las olimpiadas de Los Angeles en 1984, Lopes ganó el maratón estableciendo una plusmarca de 2:09:21 a pesar del sofocante calor (27 °C). Este acontecimiento lo convirtió en el primer campeón olímpico de Portugal y fue suficiente para impresionar a al presidente Ronald Reagan quien lo invitó a la Casa Blanca.
Lopes considera que “una medalla de oro olímpica es algo histórico que permanecerá para siempre”. Es por esto que la medalla que ganó en los Juegos Olímpicos en Los Angeles no la compara con ningún otro logro en su carrera deportiva. En otoño de ese mismo año, Lopes participó en el primer Maratón de Chicago consiguiendo el segundo lugar con un tiempo de 2:09:06. El primer lugar lo obtuvo Steve Jones (2:08:05), considerado uno de los mejores maratonistas del mundo para la época.
Impresionante huida
Si la carrera deportiva de Carlos Lopes pudiera resumirse en una palabra sería extraordinario y es que, pocas semanas antes de viajar a Los Angeles, había logrado escapar de un accidente automovilístico. Lopes se encontraba corriendo cuando un auto Mercedes Benz lo golpeó por detrás.
Aunque el atleta portugués era corredor olímpico desde 1972, logró alcanzar la prominencia internacional en 1976 cuando, a la edad de 29 años, ganó en Inglaterra el primero de los tres títulos que posee en el Campeonato Mundial de Cross Country. En los Juegos Olímpicos de Montreal en 1976, solo el atleta finlandés Lasse Viren pudo superar a Lopes en los 10.000 m obteniendo una marca de 27:40.38. Es así como Carlos Lopes terminó ese año con un récord personal de 27:42.65, convirtiéndolo en el segundo mejor corredor del mundo.
En una entrevista para el diario español La Vanguardia, Lopes asegura que durante estas olimpiadas fue víctima del dopaje. Considera que este fue el motivo por el que no obtuvo el primer lugar.
Cambio de rumbo
A pesar de su éxito ya mencionado, lo siguientes años estuvieron llenos de frustración debido a enfermedades y lesiones persistentes que le impidieron regresar a la pista. Sin embargo, después de haber consultado a Kobayashi, Lopes volvió a estar en forma para 1981 y logró una marca de 27:47.8 en los 10.000 metros, pero lo que realmente confirmó el regreso de Lopes a la cima fue el récord europeo que estableció en Oslo de 27:24.39.
En 1982 obtuvo el cuarto lugar en el Campeonato de Europa y quedó de sexto en los 10.000 metros del Campeonato Mundial de 1983. Luego de esos decepcionantes resultados, Lopes decidió enfocarse en el maratón. Es así como, en un segundo esfuerzo, participó en la carrera de Rotterdam de 1983 llegando dos segundos detrás de Castella con un tiempo de 2:08:39.
Los títulos mundiales consecutivos en las competencias de Cross Country en 1984 y 1985, su victoria olímpica y su mejor maratón mundial, le ayudaron a llegar a la cima de su carrera deportiva, pero pocos meses después de su triunfo en 1985 en Rotterdam, la carrera de Lopes había culminado.
En honor a Kobayashi, quien le había ayudado a recuperar totalmente su salud, Lopes decidió viajar a Japón para correr en el Maratón de Tokio. Sin embargo, seguía sintiéndose enfermo y a los 19 km de ese maratón se retiró. En diciembre del mismo año volvió a lesionarse hasta que, pocos meses antes de cumplir 40 años, decidió retirarse del mundo del atletismo.
Carlos Lopes, jubilado del sector bancario, explica que el motivo de su “gran marca”, hace 35 años, no fue solo por el registro de este récord olímpico, sino que Portugal empezaba a convertirse en un referente mundial del atletismo y este logro “marcó un antes y un después” en las generaciones siguientes de atletas.
Con 73 años, Lopes ve como cada vez se rompen más barreras. Explica que antes era imposible imaginar que alguien lograra correr un maratón en los tiempos que se están viendo, pero reconoce que esto se debe a la evolución de las técnicas de entrenamiento y del equipo deportivo, principalmente de las zapatillas. “Tenemos el claro ejemplo de Eliud Kipchoge, quien ha demostrado que ha sucedido lo que antes era completamente inconcebible”. Lopes asegura que, aunque la carrera de Kipchoge no fue reconocida oficialmente en su momento, “el hecho permanece”.
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