Acudió hace unos días un paciente (resalto que es paciente y no atleta) a mi consulta por presentar ámpulas en la planta de ambos pies, las cuales ya presentaban incluso indicios de una infección. El problema fue detectado por la esposa quien observó manchas sanguinolentas y fétidas en las calcetas (medias) del paciente una vez que se las retiraba después de 2 semanas de iniciar con el hábito de la carrera por recomendación médica. De hecho el motivo la consulta fue motivada más por la insistencia de la esposa del paciente que por propia voluntad de atención. El antecedente importante de este paciente era ser diabético, de al menos 7 años de evolución, con un control de su glucosa (un tipo de “azúcar” indispensable) que por decir lo menos era inadecuado. Registrando 250 mg de glucosa sobre decilitro cuando la normalidad nos dice que no debería rebasar los 100 mg/dl.
En fin, el problema de los pies (una infección) fue resuelto en 5 días, así como las cifras de glucosa, a través de un ajuste y apego a las dosis de medicamento que necesitaba. Pero, no fue posible revertir del todo un daño que condicionó las ámpulas descritas al inicio. Me refiero a la neuropatía diabética; un fenómeno asociado a la diabetes en donde diferentes estructuras nerviosas se afectan por un proceso bioquímico complejo que involucra el daño del nervio por el daño que la glucosa en exceso genera. Esta situación afecta entre otras cosas, la percepción al tacto, la presión, temperatura o dolor por parte de los tejidos, en este caso la piel, lo que de manera clara sucedió en este paciente al no percibir el daño que se estaba generando.
El ejemplo anterior me lleva a pensar en diferentes sentidos, a saber:
Primero, es imperativo entender que el ejercicio es un vehículo que bien manejado nos puede llevar a un buen destino. Sin embargo, desconocer las características de este vehículo, puede incluso dañar a nuestros pacientes. Existen lineamientos muy claros para asegurarnos de que ese vehículo no se va a salir del camino y generara un accidente en su usuario según las características de este último. Así es que el paciente diabético, deberá estar bien controlado (se evitará ejercicio cuando se rebasen 250 mg/dl de glucosa, por ejemplo) y se evitarán gestos motores que impliquen la carga acelerada del peso (ejemplo la carrera) cuando se esté en presencia de alteraciones en la percepción sensorial en las extremidades. Y antes que nada el paciente deberá ser valorado por personal experto en la enfermedad y el ejercicio (médico del deporte asociado a un endocrinólogo por ejemplo), antes de tomar el vehículo y conducirlo de manera libertina.
Segundo, el paciente requiere una orientación constante por personal sanitario experto ante cualquier duda que le genere la realización del ejercicio.
A continuación presento algunas de las recomendaciones, que de manera general deberá tener el paciente diabético y el entrenador (e incluso el medico en general) cuando se realice la recomendación tan general de: “haga ejercicio”.
¿Qué tipo de actividad es la mejor?
Ejercicio aeróbico y que desarrolle la fuerza resistencia
¿Qué beneficios obtendré del ejercicio?
Disminución gradual de peso
Aumento de la sensibilidad de los receptores de insulina ayudando con esto a manejar tus niveles de glucosa en sangre
Mejor control de la presión arterial
Disminución del riesgo cardiovascular
Aumento en tu percepción de energía total
¿Qué debo hacer antes de empezar a ejercitarme?
Acudir con un medico experto en diabetes (endocrinólogo, diabetologo, médico internista) para controlar tu enfermedad y con un médico del deporte quien evaluará y generará un programa de ejercicio que, en asociación con un entrenador, te será aplicado. Nota: es imperativo que los profesionales involucrados estén en comunicación constante y abierta, entendiendo que no eres paciente de ellos sino que ELLOS TARABAJAN PARA TI.
Recuerda monitorizar con un glucómetro de preferencia tu glucosa antes y después del ejercicio, informa a un familiar o amigo donde estarás ejercitándote, porta un distintivo que indique que eres diabético, lleva contigo una carga de azúcar (un caramelo por ejemplo) por si tus niveles de glucosa bajan súbitamente (sentirás sueño, mareo, bostezaras, sudaras).
Procura hacer ejercicio acompañado intentando que te resulta agradable e incluso divertido (baila o usa música).
Instruye al compañero para que te auxilie con la ingesta del caramelo en caso de necesitarlo. Dale un número telefónico para avisar cualquier incidente.
Realiza el ejercicio al menos tres veces por semana (idealmente diario).
Procura alcanzar por lo menos 30 minutos de ejercicio por cada día. Aunque puedes iniciar con 5 a 10 minutos.
Realiza trabajo de pesas en los grandes grupos musculares, en al menos tres series procurando desarrollar 12 a 15 repeticiones en cada una. Descansa al menos un día entre cada sesión de “pesas”.
No dejes de tomar NUNCA tus medicamentos para control de la diabetes (píldoras o insulina).
Consulta regularmente a tus médicos para ajustar las dosis de medicamento y ejercicio.
Les dejo una liga (link) que les puede interesar: http://www.diabetes.ca/files/PhysicalActivity.pdf
Soy Ricardo Quezada Médico Cirujano (UNAM) especialista en medicina del deporte (IPN) Especialista en medicina de rehabilitacion (UNAM/INR) coordinador del diplomado ejercicio y salud; titular de las materias Anatomía, Fisiología del ejercicio y fisiología articular en el IPETH (Puebla Mexico). Jefe de servicio del área de Rehabilitación en un Hospital Público en Puebla y Consulto Rehabilitación Deportiva en el recién nacido y nuevo proyecto Sporthabilia. Soy un apasionado del baloncesto, deporte que jugué por casi 20 años asi como del Rock.
Excelente artículo. Me encantó que resaltó que la neuropatía diabética causa alteraciones de la sensibilidad superficial y profunda, hecho que expone al paciente a tener más lesiones en su practica deportiva. Muy importante difundir esta información.