Baja en calorías y grasas saturadas, su suave sabor la hace un ingrediente versátil para preparaciones saladas y dulces.
Por Carmen Isabel Maracara
Foto: Shutterstock.com
La chayota debería ser la invitada de honor a las mesas de quienes deseen conservar su figura, sin renunciar a la posibilidad de comer una especie de verdura calentita, que pareciera un carbohidrato pero que realmente tiene muy poco almidón y cero grasas.
Su nombre científico es Sechium edule y se conoce, según la latitud donde se encuentre, también como chayote, tayota, papa del aire, calabaza espinosa, papa del moro… Aunque no es apreciada por muchas personas por considerarla insípida, lo cierto es que esto también puede ser una cualidad, pues absorbe fácilmente cualquier sabor que se le adicione como especias, azúcar, guisos.
Tanto por no ser muy apreciada por su sabor como por ser extremadamente fácil de cultivar y reproducir, la chayota es muy económica y puede conseguirse a buen precio prácticamente durante todo el año. La planta es muy generosa: requiere poco espacio (con una cerca para apoyarse es suficiente) y exige poco del terreno, riego y fertilizantes.
De compras
En Venezuela se comercializan diversas variedades de chayota: una mediana, de cáscara suave, color entre verde claro a amarillo; otra más grande -que puede pesar hasta 900 gramos por unidad-, de concha más espinosa y en ocasiones se consigue una más parecida a sus parientes de cucurbitáceas como el pepino y el calabacín: de tamaño pequeño, cobertura prácticamente comestible y redondeada.
Si los ejemplares son medianos a grandes, prefiera los que se vean más tiernos, de piel menos áspera y espinosa. El fruto debe ser un verde claro intenso, sin manchas marrones en la cobertura pues es indicio de que no están frescas.
Consérvelas en la parte baja de la nevera o incluso fuera de ella, donde se mantendrá sin problemas duran varios días.
Especial para la dieta
Cien gramos de chayota proporcionan apenas 22 calorías, lo que la convierte en una verdadera alternativa para quienes desean bajar de peso -comparada, por ejemplo, con las 350 calorías de arroz cocido- a lo que se suma su muy escaso aporte de grasas. Esta cantidad contiene 0,2 g de grasas, pero ninguna de ellas saturadas.
Aporta unos nada despreciables 2,2 gramos de fibra, 15 mg de potasio, 22,4 mg de calcio, 5,1 g de carbohidratos y 1,1 g de proteínas y aminoácidos esenciales altamente beneficiosos para la salud. También contiene antioxidantes, vitamina C y proteínas.
En la lucha para desintoxicarse y perder peso ayuda la presencia de potasio. Son conocidas sus cualidades como diurético, lo que la convierte en recomendable para eliminar depósitos de líquidos y contribuir al funcionamiento renal, la circulación y controlar la presión sanguínea.
En la cocina
Aunque en Venezuela se consume solo la carne del fruto, en realidad también se pueden comer sus hojas tiernas en sopas, guisos o ensaladas, los tallos cocidos e incluso su semilla y raíz (rizoma).
Para evitar pincharse con sus púas y pegotearse con un mucílago que segrega al pelarla, hierva la chayota con su piel. Si va a consumirla cruda, pinche uno de los extremos del fruto con un tenedor para sujetarla y luego pélela con un pelapapas.
Al hervirla se vuelve un poco gelatinosa y pierde consistencia, por lo que es ideal cocinarla al vapor, aunque tenga en cuenta que en ensaladas también se puede agregar simplemente pelada y rallada.
Puede hacerse al horno, hervida o en guisados; preparar platos agridulces o incluso postres, como sustituto de las manzanas o para rendirlas. Si la va a comer guisada, no la sancoche con anticipación: simplemente pélela, córtela en cuartos, añádala al sofrito y deje que se ablande con la adición de las salsas u otros componentes líquidos.
Carlos Alberto De Sanzo, en prodiversitas.bioetica.org, propone unas milanesas de chayota a la napolitana para la cual se hierven ligeramente cuatro frutos, luego se cortan en rodajas, se cubre todo con tomate, pimienta y queso y se le da un golpe de horno.
Hervida y cortada en dados puede agregar la chayota en sabrosas tartas, compotas o prepararla en almíbar. En ensaladas, la chayota cruda o cocina combina bien con limón y hierbas como cilantro, perejil o hierbabuena, cebollín, un toque de ajo, aderezada con aceite de oliva e incluso yogur natural.
Puede preparar una ensalada cocida para seis personas, propuesta en el portal enforma.salud180.com, para lo que requiere 1/4 de taza de jugo fresco de limón, 1/2 taza de cebolla finamente picada, 1 y 1/2 cucharadita de ajo finamente picado, 2 cucharaditas de aceite de oliva, tres chayotas medianas peladas y cortadas en rodajas, 1/2 taza de pimiento rojo sin semillas y picado, 1/2 taza de pimiento verde sin semillas y picado, dos tomates medianos cortados en cubos, 1/4 de cucharadita de pimienta negra.
En un procesador de alimentos o en una licuadora, vierta la mitad de la cebolla picada y el ajo, añada el limón y continúe mezclando. Disponga esta salsa en un tazón de vidrio, cúbrala con papel plástico y déjela reposar por 30 minutos.
Añada el aceite de oliva a una sartén grande caliente sobre fuego moderado, coloque el resto de la cebolla y el ajo; saltee por dos minutos, agregue la chayota y continúe salteando por cinco minutos más. Sume los pimientos picados, adicione la pimienta negra y retire del fuego. Ponga la mezcla en el refrigerador durante unas dos horas. Añada el tomate cortado en cubo y espolvoree con un poco de orégano o pimienta.
Ahora podrá tener la certeza de que la chayota no tiene nada de insípida, todo es cuestión de hacer magia en la cocina como acto cotidiano.
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