Quienes corremos sabemos que no todo lo que llevamos puesto está hecho para resistir kilómetros. Más allá de la ropa técnica, hay elementos que nos acompañan por hábito, estilo o significado personal: relojes, gafas, cadenas, anillos, pulseras, auriculares. Pero el sudor tan natural como necesario puede convertirse en un agente corrosivo para todos estos complementos si no les prestamos atención.

No se trata de correr sin ellos, sino de conocer cómo impacta la transpiración en ellos y qué hacer para cuidarlos. En el caso de las joyas, por ejemplo, conviene optar por materiales que soporten mejor el desgaste físico de la actividad. Si buscas piezas con ese tipo de resistencia, puedes encargar joyas en este mayorista especializado en artículos duraderos y funcionales para distintos estilos de vida.

No solo es agua: ¿Sabes de que se compone el sudor que daña?

El sudor no es simplemente agua saliendo del cuerpo. Se compone de sodio, potasio, cloruros, ácidos, restos de productos cosméticos, partículas ambientales y, en algunos casos, incluso pequeñas trazas de metales. Esa mezcla es lo que genera corrosión, manchas y deterioro cuando entra en contacto continuo con materiales sensibles.

Lo que empieza como un brillo saludable en la piel, termina siendo una película invisible que puede atacar lentamente hebillas metálicas, sensores de relojes, broches de pulseras o rejillas de auriculares. No lo vemos al terminar de correr porque el daño no siempre es inmediato, pero una vez aparece, se torna difícil de revertir.

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Relojes deportivos: resistencia con límites

Muchos pulsómetros diseñados para correr prometen resistencia al agua y al sudor. Pero “resistente” no significa invulnerable. Las correas de silicona o caucho pueden agrietarse si no se limpian con regularidad. Las carcasas metálicas, por más selladas que estén, sufren con la acumulación de sal en zonas como botones, sensores o la parte interior que está en contacto constante con la piel.

El sudor seco puede formar una costra invisible que termina afectando el sensor de ritmo cardíaco o dejando marcas en la piel. Por eso es clave quitar el reloj unos minutos después de entrenar y limpiarlo con un paño húmedo y suave, incluso si no parece sucio a simple vista.

Y si el tuyo ya muestra signos de desgaste, evalúa si es momento de renovarlo o al menos cambiar la correa por una de mejor calidad. El mantenimiento en estos casos no es un lujo, sino una forma de alargar la vida útil de una herramienta valiosa para cualquier runner.

• Prefiere productos que ofrezcan piezas de recambio: la marcas más importantes venden las correas de recambio y la mayoría de las piezas que se dañan con el sudor, ten en cuenta esto al hacer tus compras.

Joyas personales: estilo que también se desluce

Muchas personas corren con cadenas, pendientes, anillos o pulseras. Es común comprar en tiendas online o ferias de maratones ,accesorios con diseños alusivos al running. A veces por costumbre, otras por apego emocional, frases como “este es mi anillo de la suerte” o “siempre corro con la pulsera que me regaló alguien especial” entre muchas otras. Pero pocas consideran el impacto del sudor en estos accesorios. 

Metales como la plata tienden a oscurecer con facilidad; otros, como el cobre o la bisutería, pueden provocar irritaciones o dejar manchas verdosas en la piel.

Si bien algunos optan por quitárselas antes de entrenar, no siempre es una opción viable o deseada. En esos casos, conviene elegir materiales como titanio, acero quirúrgico o incluso oro de buena calidad (por encima de los 14 k). Y, por supuesto, mantener una limpieza periódica. Un paño seco después de correr y un lavado suave cada tanto pueden hacer la diferencia entre conservar un objeto con valor sentimental o verlo deteriorarse sin remedio.

• Aprovechamos para darte un consejo adicional. Muchos corredores se retiran sus joyas al usar la cinta del gimnasio y las olvidan en los compartimentos de la misma. ¡Lo hemos visto con bastante frecuencia!, así que atento la próxima vez que vayas al gimnasio.

Auriculares, gafas y otros aliados que sufren en silencio

Los auriculares, especialmente los de botón o tipo “in-ear”, están muy expuestos a la humedad. El sudor no solo afecta la carcasa externa, también puede infiltrarse en las rejillas y alterar el sonido. Además, si no se secan bien, se convierten en focos ideales para bacterias, lo que puede generar molestias o incluso infecciones.

Lo mismo ocurre con las gafas deportivas, las monturas metálicas sufren con el sudor constante en las sienes y la zona de la nariz. Los tornillos se aflojan, las gomas se degradan y los cristales pueden quedar marcados por sales que, al secarse, dejan rastros difíciles de eliminar si no se limpian de inmediato.

Otros objetos como llaves electrónicas, anillos de silicona o bandas reflectantes también merecen atención. Si los llevas en contacto directo con la piel, protégelos en compartimentos secos o bolsas plásticas. Lo que parece una precaución innecesaria puede evitarte gastos y pérdidas futuras.

Consejos prácticos para el cuidado post-entreno

• Limpia tus accesorios después de correr, incluso si no los ves sucios. La sal del sudor actúa con el tiempo.
• Seca con un paño suave, evitando papel absorbente o materiales ásperos.
• Ventila los dispositivos como relojes o auriculares antes de guardarlos.
• Alterna el uso de accesorios, no todos deben acompañarte en cada carrera.
• Guarda los objetos sensibles en fundas o compartimentos impermeables, sobre todo si entrenas en climas cálidos o húmedos.

Cuidar tus objetos también es parte del ritual del corredor

En el running, cada detalle importa. Y los accesorios que usamos por necesidad, estilo o afecto forman parte de nuestra identidad. Cuidarlos no es un gesto superficial, es una extensión de cómo nos tratamos a nosotros mismos.

Tomarte unos minutos después de correr para revisar, limpiar o simplemente dejar secar esos objetos que te acompañan, es más que una rutina de mantenimiento. Es una forma de respeto hacia lo que te sostiene en cada paso. No todo es sudor y zapatillas. También hay historia, intención y memoria en lo que llevamos encima.

Así que ya lo sabes: el sudor no tiene por qué convertirse en tu enemigo silencioso. Con un poco de atención y eligiendo bien qué usas y cómo lo cuidas, puedes seguir corriendo con libertad y con estilo.

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