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Actualmente existe una amplia variedad de corredoras femeninas dentro del mundo del running; no obstante esto no siempre fue así. La realidad es que las mujeres como en otras aristas, no fueron aceptadas en lo maratones desde su creación en la era moderna.
La pionera del maratonismo femenino
En el año 1896 se realizaron los primeros Juegos Olímpicos buscando homenajear y recrear la gran hazaña del soldado de la Antigua Grecia, Filípides, quien recorrió desde Maratón (ciudad que le dio finalmente el nombre al evento) hasta Atenas con el fin de anunciar la victoria de su ejército. Asimismo, se estableció que esta carrera de larga distancia contaría con unos 40 Km y no fue hasta 1908 que le fue agregado dos kilómetros más para llegar a la distancia establecida en este momento.
Durante más de cinco décadas no se permitió la participación de las mujeres en el maratón, negándoles la oportunidad de correr. Como en el caso de Stamata Revithi, una griega que durante los primeros Juegos Olímpicos corrió los 40 kilómetros pero al llegar al estadio olímpico le fue negada la entrada, anulando la validez de su carrera. Sin embargo, esta se ocupó de que los guardias y otros testigos confirmaran su participación y la veracidad de su recorrido.
Este evento marcó un hito ya que si bien el caso de Revithi no tuvo mayor seguimiento finalizado los Juegos, el mismo desencadenó a su vez que otras mujeres fuera de las olimpiadas se motivarán a correr y a buscar participar en este mundo del running que apenas daba sus primeros pasos dentro de la era moderna.
Un progreso lento pero seguro
Ya para el año 1928 se permitieron durante los Juegos Olímpicos las primeras competiciones donde las mujeres pudiesen participar, pero solo en distancias de 200 y 800 metros, aunque esto solo marcó un mito sobre el hecho de que las mujeres no podían correr. Esto debido a que muchas corredores posterior a la carrera sufrieron colapsos leves que tiempo después quedó demostrado que este no era mayor al de los atletas masculinos.
Aún así, la comitiva de los Juegos Olímpicos prefirió evitar la controversia referente hacia este tema por lo que no hubo carreras femeninas mayores a 100 mts sino hasta la década de los 60’s.
Una nueva era para las corredoras
Ya para el año 1967, en el Maratón de Boston se marcó un hito con uno de los momentos más importantes en la historia del maratonismo femenino e incluso valdría destacar en la historia del feminismo ya que para este año durante este importante maratón americano, realizado desde el año 1897 la corredora Katherine Switzer logró participar aún cuando a las mujeres no se les tenía permitido correr dentro de este importante evento runner.
Para lograr esta gran proeza, la corredora se inscribió bajo sus iniciales “KV Switzer” pasando desapercibida hasta el día del evento cuando causó bastante revuelo. Tanto así, que durante la carrera en más de una oportunidad tanto corredores como miembros del evento intentaron sacarla de la competencia, aunque sin éxito ya que Switzer logró finalizar el maratón de manera legal, convirtiéndose en la primera mujer en participar de manera legal en un maratón.
Su tiempo final fue de 4:20:20 y aunque no fue para nada llamativo, sus fotos y los acontecimientos del evento la volvieron el foco de atención y la llevaron a poner fin a una era de machismo y polarización dentro del mundo del maratonismo.
Inicios del Maratón Olímpico Femenino
Si bien después de Switzer, de manera progresiva el resto de los maratones comenzaron a permitir la participación de las mujeres, la comitiva Olímpica no reaccionó de manera tan inmediata. Fue ya en Los Juegos Olímpicos de Los Ángeles que se inauguró el Maratón Femenino, al igual que otras competencias de fondo que se instauraron posteriormente.
Para ese año, se impuso Joan Benoit con tiempo de 2:24:52, siendo la primera mujer ganadora del Maratón Femenino Olímpico. De aquí, la historia nos ha mostrado a grandes corredoras alrededor del mundo que han logrado romper récords y dejar el nombre de sus naciones bien en alto, como es el caso de la británica Paula Radcliffe, poseedora del récord mundial (2:15:25) desde el año 2003 hasta el año 2019, cuando la keniata Brigid Kosgei estableció el nuevo récord (2:14:04), entre otras tantas que hoy en día son ídolos y grandes atletas, como es el caso de Gladys Tejeda, la peruana que actualmente ostenta el título de la más rápida de Latinoamérica.
Dejando en claro que en lo que a mujeres se refiere, la velocidad es más que alcanzable.
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