La organización de los Juegos Olímpicos de 1948 no fue tarea fácil. El movimiento olímpico nunca había estado tan cerca de desaparecer como en ese momento. Eran tiempos difíciles para todos los países del mundo cuya prioridad en ese momento era reparar los daños provocados por la Segunda Guerra Mundial. Pensar en la organización de un evento como los Juegos Olímpicos y asumir las responsabilidades que conlleva, era lo de menos. Lo que realmente les preocupaba era la reconstrucción de sus ciudades y la recuperación de sus valores políticos e históricos.

Con una economía deteriorada que no daba para mucho, se logró la construcción de la piscina olímpica subvencionada por una empresa privada. El “Wembley Bristish Empire Pool” albergó por primera vez en unos juegos olímpicos las pruebas de natación bajo techo. El estadio se acondicionó para mayor cantidad de espectadores y pasó de tener una capacidad de 80.000 a 100.000 personas. Fuera de esto, la organización no pudo construir nada de nuevo.

La asistencia del público fue masiva y el estadio fue llenado a tope. Cabe destacar que estas olimpiadas fueron las primeras en ser transmitidas en directo por televisión a blanco y negro. Sin embargo, debido a la precariedad de la época, en algunos países, como España, no llegaban las señales por lo que muchos no pudieron verlo desde la comodidad de su hogar.

En estos juegos participaron un total de 59 países, logrando la asistencia de aproximadamente 4.465 atletas, de los cuales 390 eran mujeres. A pesar de la gran cantidad de atletas presentes, de estas olimpiadas solo se registraron diez plusmarcas. Por otra parte, países como Alemania y Japón no participaron en este evento deportivo debido a las diferencias políticas originadas por la Segunda Guerra Mundial.

La holandesa voladora

A pesar de lo ya mencionado, muchos atletas destacaron con luz propia. Entre ellos, dos específicamente dejaron en estos juegos y en la historia olímpica su huella para siempre. Una de ellas es la gran atleta holandesa Fanny Blankers-Köen, quien tenía 32 años en aquel momento. Era conocida como la “holandesa voladora” y obtuvo la medalla de oro en los 100 metros lisos, 200 metros lisos, 80 metros vallas y los relevos 4×100. Cabe destacar que estaba inscrita en seis pruebas, en las cuales, seguro hubiese conseguido el oro, pero el COI solo le permitió participar en 4 pruebas. Sin embargo, este hecho histórico no ha sido superado en la actualidad por ninguna mujer y sus récords aún se encuentran en las viejas estadísticas del atletismo.

Emil Zatopek, de origen checo, fue el otro atleta en protagonizar otra hazaña histórica en estos juegos. Conocido también como la “locomotora humana”, tenía un peculiar estilo en la pista, nada parecido a los cánones del corredor perfecto, que el público siempre deseada presenciar. Tener el rostro crispado y su cuerpo contorsionado con la apariencia de atleta agotado que en cualquier momento podría desplomarse, era según Emil su forma personal de luchar contra el agotamiento y superarse a sí mismo. Cabe destacar que fue el primer atleta en correr los 10.000 metros en menos de 30 min, logrando una plusmarca de 29:59.

Bislett Games tuvo la oportunidad de compartir hotel con el gran campeón checo. Cuando este le preguntó a Emil el porqué de su anárquica forma de correr, este le dijo que no sabía hacerlo de otra manera.

Otro hecho destacable de estos juegos fue la victoria del argentino Delfo Cabrera en la prueba del maratón. Con solo 17 segundos de ventaja sobre el inglés Thomas Richards y el belga Étiene Gailly, logró una marca de 2:34:51 con la cual no solo obtuvo el primer lugar, sino logró recuperar para su país el triunfo que su compatriota, Juan Carlos Zabala, había logrado en las olimpiadas de 1932.

Si deseas conocer más anécdotas y curiosidades de estos juegos olímpicos (Londres 1948), te invitamos a visitar el blog de Tomás Barris, insigne estrella del atletismo español.

Tomás Barris
Fue el primer atleta español en disponer de un manager deportivo. Su mejor marca la consiguió hacer en su prueba favorita, los 1500 metros lisos, en la ciudad de Turku. Su tiempo fue de 3:41:7, convirtiéndose en la 13ª mejor marca de todos los tiempos.

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